La filipina Isabel Preysler comenzó a someterse a operaciones de cirugía estética desde muy joven, y es que no aceptó sus rasgos orientales, y comenzó a afilarse el gesto, hasta tal punto que a día de hoy, es una mujer absolutamente artificial.
En mi opinión debería haber parado hace mucho tiempo, pero no fue así, y siguió hasta dejarse la cara de éste modo tan artificial.
Una manera de envejecer y no reconocerse en el espejo.
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