A la Princesa de Asturias no le gustan los rizos.
Por eso, cada mañana levanta a la pobre Leonor más pronto de lo normal, para alisarle el pelo.
Tal vez no se haya dado cuenta de que el pelo se quema.
Que en una niña tan pequeña, como se le empiece a peinar con secador y plancha a diario, la va a destrozar el pelo en breve.
Me muero por ver a la pobre niña un día de lluvia.
Quizás lo siguiente, sea un alisado japonés.
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